La metáfora

En esta sesión vamos a analizar algunos recursos literarios para confeccionar poemas. Otros recursos son de vida: experiencias, observación, reflexiones, lectura, conversaciones, enriquecimientos…
Empecemos por la metáfora.
Una metáfora es una semejanza entre dos cosas. Es una correlación entre dos términos: uno real y otro figurado. Por ejemplo, las consabidas dientes como perlas, calado hasta los huesos… Aquí tratamos de establecer correspondencias entre cosas diferentes, pero que por una secreta razón tienen un paralelismo. En dientes como perlas, la simple evocación de la perla ya nos lleva a esa correspondencia.
Pero a veces no se comparan dos realidades, sino que se las identifica directamente. Veamos dos tipos de metáforas.
Metáfora de sustitución simple: En ella dejamos explícitos los dos elementos.
La vida son todos los ríos
que dan a parar al mar.
Metáfora pura o in absentia: En este caso se prescinde del referente
Su liana de pergamino
preciosa tocando viene.
La metáfora nos conduce al sentido del poema. Y es que la metáfora nos da un doble juego. Por un lado, nos ayuda a sintetizar, a crear un micromundo y por otro lado con ella, la palabra adquiere significados que no tenía, esa expansión del lenguaje necesaria en toda buena poesía.
Nos ayuda a encontrar significados distintos y desconocidos del uso habitual de las palabras.
Una metáfora debe ser una revelación.
Afortunadamente o no, las metáforas no pueden aprenderse. Deben descubrirse. ¿Cómo? Es necesario ver las relaciones secretas entre las cosas, huir de los tópicos, salir de campos trillados.
Leamos este poema, Feria.
Todo empezó en el puesto
del algodón de azúcar.
Las hebras de caramelo
ya no soñaban ser nubes.
La pitonisa bajó del carromato
entre volutas de incertidumbre
y apagó la bola de cristal
con toda la suerte dentro.
Los espejos perdieron
el arte de ser grotescos,
las risas en sus esquinas
se descubrieron azogue.
Nadie quería tampoco
subir a la oscura noria
chirriante de mugre y óxido,
la altura ya no era el lugar
desde donde balancear los sueños,
se perdió la perspectiva
por cangilones desconchados.
El tiro al pichón
dejó de hacer puntería
sobre las dianas de fuego,
trayectorias despistadas
en perdigones de fogueo.
La ruidosa tómbola
escondía su voz
en la fría impavidez
de los peluches dormidos,
aquellos sobres sorpresa
sin dueño ni destino
envejecieron como los regalos
sin sacar del envoltorio.
Cuando el amor se acaba
es algo parecido
a una feria abandonada.
Beatriz Ugalde
En este poema, reconocemos una sucesión de metáforas, en realidad todo el poema per sé es una gran metáfora que se resuelve con los versos finales. Es lo que se llama una metáfora de conjunto.
No se trata de una palabra ni de un conjunto de ellas, sino que todo el poema nos arrastra a ese territorio de símbolos donde la importancia no está en la historia que cuenta, sino en lo que se puede deducir de ella. El amor que se acaba se compara a una feria abandonada.
Se han acercado dos realidades, se ha establecido una correspondencia entre ellas y eso nos ha ayudado a sumergirnos en el sentido del poema.
Hazlo tú 
Vamos a crear metáforas. En un poema de pocas líneas, establece una correspondencia entre dos cosas, puedes mostrarlas ambas u omitir el referente, como desees. Siguiendo con los dientes podríamos escribir:
Tus dientes, siglos helados
que aún gotean tiempo.