
He preparado mi poema en avioncito de papel. Es hora de lanzárselo al mundo.
Qué curioso que la primera palabra que se utilizó para referirse a los poetas fuera aedo que es cantor. Esto es importante, porque antes de que el hombre hablara, ya cantaba. Emitía también sonidos no articulados con contenidos psíquicos emocionales. Sabemos que aprendió muy pronto a hacerse mimos, a enfadarse y a cantar.
El habla surge como una revolución preciosa que lo cambia todo. El hombre deja de articular sonidos tales como gruñidos para empezar a hablar.
Vamos a centrarnos en una palabra: beso. Proviene del latín basium por lo que ya desde sus orígenes está dotada de tersura fonética.
Los antropólogos aceptan que hace millones de años, los homínidos ya se besaban también y que la costumbre deriva de la instintiva necesidad que sentían las madres homínidas de masticar la comida para convertirla en papilla para sus bebés.
Su sola pronunciación moviliza doce músculos faciales, tantos como el beso mismo.
Hazlo tú 
Empecemos moviendo músculos.
Vamos a leer un poema de mi autoría que contiene la palabra beso, recordemos leerlo en alto para su ajuste de musicalidad.
Un día fui beso;
Beso, molusco pizpireto
Beso, cubil rosáceo
Beso rodado, huido, escarpado
Beso alarido
Beso luna
Beso juglar
¡Ah del castillo!
Beso en verso, beso reverso
Beso desarmado
Beso trueque
Beso licor
Dipsómano
Nunca a secas,
nunca seco.
Beso pez
Beso puerto
Beso duende
Beso pétalo
Beso pincel
Beso Yo
Beso Tú
Beso en Nosotros
¿Me buscas a mí?
¿En ti?
¿En nosotros?
Beso reto
Beso retal
Beso esqueleto
Beso mórbido
Beso pócima en caldero
Beso vaso
Beso muérdago
Beso casa
Beso papagayo
Beso beso beso beso
Beso chimenea
Beso viento
Lejano
Beso adiós
Hazlo tú 
Elige una palabra que tenga musicalidad especial para ti. Puedes usar beso si quieres. Compón un poema donde impere la repetición. Si te apetece grábalo en audio o en un pequeño video.