Juegos con el lenguaje
Escribir un poema es jugar con el lenguaje, inventar cabriolas para las palabras y estructuras, hacer equilibrios con ellas, llevarlas a su más allá, a esa región desconocida donde adquieren nueva dimensión.
Lo que configura la poesía es repetición, ritmo, memoria, tal como un acoso al lector, como hacerle una llamada de atención. El poema necesita persuasión. Pero cuidado, la repetición tiene que ser la justa y necesaria.
La repetición genera movimiento. Esa repetición la podemos conseguir con la rima, con el verso medido o con las estrofas entre otras
Es cierto que la rima puede condicionarnos en el sentido del poema. Hay algunas palabras que riman con unas pocas y quizás eso no nos permita dar al poema el sentido que pretendíamos, pero por otro lado esto puede derivar en asociaciones entre palabras que nunca nos hubieran surgido de otra forma, así que siempre es un punto de creatividad jugar con la rima.
Pero cuando dejamos a un lado estos moldes, por ejemplo en el verso libre, sigue subyaciendo esa repetición de la que hablamos. Veamos cómo.
Con el empleo de la aliteración, es decir repetir sílabas. Veamos dos ejemplos muy famosos:
Infame turba de nocturnas aves
Un no sé qué que queda balbuciendo
Hazlo tú 
Intentemos una aliteración que sea nuestra.
Y sí solo es eso, tradición que traiciona
cuando pretende lo que prende
en un momento
Más difícil todavía: Calambur
Se trata de la agrupación de varias sílabas de modo que alteren el significado de las palabras a que pertenecen:
Es conde y disimula
Si agrupo las dos primeras palabras, surge esconde.
Veamos algún calambur de mi autoría:
Es pera dulce tu boca
Mi sol, edad de moras
Es un recurso muy divertido. Aquí te dejo un enlace a su historia y a algunos ejemplos.
https://www.ejemplos.co/calambur/
Hazlo tú 
Intentemos un calambur.